18.9.09

U N O T R O

Hacía mucho tiempo que no me encontraba con alguien que mereciera tanto respeto. Y tanto tantísimo amor.

Me encuentro sin nada que decir, sólo me basta con mirar la fuerza espiritual de ese otro para sentirme inspirada y, por qué no decirlo, pequeña. A veces hasta avergonzada.

Qué curiosa que es la vida que nos trae de aquí para allá dándonos cucharitas de lo que más necesitamos comer.

Gozo y resiento este acto de contrición humilde; disfruto y sufro con su entereza, su simpleza, su honor, compasión y dulzura.

Y me confundo y pienso que podría estar enamorada.

Al escribir estas líneas me llena una resignación infinita, admiro lo que no puedo –ni quiero- tener. Me pesa el estómago y quisiera tener un poco de su paz.

Quiero crecer.