31.5.06

G A L V A R I N O

hoy puede ser un gran día.
o esta puede ser una gran vida, y esta una gran ciudad.
sin quererlo he entrado en una librería a eso de las 11 de la mañana, como por matar el tiempo y por seguir una especie de impulso que nunca sé que es por algo hasta que en la sección de libros usados casi reviento en llanto.
ahí, en medio de un montón de curiosidades me esperaba la historia de chile de walterio millar, un librito pequeñito para niños con su particular visión de las cosas por supuesto, ese librito de papel roneo con letra de al menos 14 puntos e ilustrado de la peor manera... salvo por las inserciones de couché a todo color con algunas de las mejores escenas heroicas de nuestros próceres.
ahí estaba ese librito que perdí hace al menos 20 años y que siempre recordé, el que miraba curiosa antes de dormir, el que me traumatizó con el dibujo de galvarino con los muñones ensangrentados mientras el torturador todavía tiene el hacha levantada mientras el indio lo mira paciente.
es imposible, pensaba, que un buen día de dios, 20 años después, paseando por lima, venga a ti este libro.
pensé que sería una señal de chile, un vuelve, un vente.
lo pensé nuevamente y por supuesto que no, es un quédate, es un te acogemos, un eres de aquí también, un te queremos. mis recuerdos infantiles me han costado sólo 10 soles.


pd: un amigo mío miró el libro y me dice extrañado "oye, pero estos son puros milicos en los dibujos! esto es tu librito de la niñez para ir a dormir?"
debo reconocer que me dejó en shock.

5.5.06

F L O R E S S E C A S

a veces duele el estómago y los ojos y no sabes si quieres quedarte en cama o terminarte el café con leche en vez y entonces salir a dar una vuelta por esta lima que se ha puesto tan gris, esas veces, como hoy, no sabes si serías capaz de llorar toda la tarde porque como siempre no va a pasar nada, porque el loop es eterno y siempre es igual, cuando has decidido irte a buenos aires vía hong kong ya no queda demasiado de qué lamentarse, ni siquiera se puede culpar a la ignorancia de antes, sólo aceptar una especie de fatalidad que es compañera y guía de viaje y terminar dándote cuenta de que has dado la vuelta al mundo para ir a morir a dos cuadras de tu casa.
cuando se pasan las páginas de este libro es tan evidente que sientes cómo la onda vibratoria mueve hasta la última de tus pestañas, estas páginas grandes y gruesas se mueven con un esfuerzo enorme y hay que subirse a un andamio para poder coger la esquina derecha y tirar; hay que trepar y sudar, coger, tirar, mover.
a veces las malditas páginas se pasan solas sin que una haya autorizado el cambio y sucede que te niegas y lloras y sientes cómo tu vida se estremece sin aviso: te enfrías, te pierdes, te quiebras.
y te vuelves a negar, porque eres básica y has preferido quedarte en la página que no terminaste de leer, aunque suceda como con las flores secas planas, o las moscas que mueren apachurradas con el peso de un montón de hojas que no quisieron mirar.

s.